El Divino Niño Jesús

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¿Quién es el Santo Niño?

Nuestra Señora de Atocha
Nuestra Señora de Atocha es la madre del Santo Niño. Después de que un grupo de mujeres le rogó a la Virgen de Atocha que intercediera por los hombres presos de los musulmanes, apareció un niño milagroso que les llevó agua y comida. Frayangelico © Creative Commons Atribución 3.0, no adaptada.

El Santo Niño es el nombre que se le da cariñosamente a la estatua del Niño Jesús. Representa al infante Jesucristo. En muchos lugares del mundo existen estatuas del Santo Niño que atraen a millones de peregrinos que van a adorar a Jesús en la forma de un pequeño infante. Las estatuas más famosas del Santo Niño son la del Santo Niño de Atocha, el Santo Niño de Praga y el Santo Niño de Cebú.

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Santo Niño de Atocha

Santo Niño de Atocha
Al Santo Niño de Atocha se le representa vestido de peregrino, con un cayado y una canasta llena de pan, o vacía para representar que lo ha repartido a los necesitados. Muchas veces lleva una calabaza de agua sujeta al bastón. © Dominio público

La historia del Santo Niño de Atocha se remonta al siglo XIII en Atocha (Madrid, España), durante la ocupación musulmana. Cuando Madrid cayó en manos de los invasores, éstos tomaron prisioneros a los hombres. Sólo a los niños les permitían llevar agua y comida a los prisioneros. Las mujeres le rezaron a Nuestra Señora de Atocha, pidiéndole que ayudara a los hombres. Esta advocación de la Virgen María tiene un niño Jesús en los brazos.

Muy pronto, se comenzó a regar la voz de que un niño pequeño estaba llevando agua y comida a los prisioneros.

Cada vez que iban a rezar, las mujeres notaban que el niño en brazos de la virgen tenía los zapatitos sucios. Se los cambiaban, y al otro día lo encontraban con los zapatos sucios una vez más. La gente de Atocha llegó a la conclusión de que el niño desconocido que ayudaba a los prisioneros era el infante Jesús, a quien su madre había enviado a salvarlos.

La devoción al Santo Niño de Atocha se extendió a otros lugares de España y América cuando se reportaron milagros similares en que un niño ayudaba a los necesitados.

En México también se venera al Santo Niño de Atocha. Esta devoción se extendió con los años hasta Nuevo México en Estados Unidos y sobrevive hoy en día. Cuenta la historia mexicana que unos mineros quedaron atrapados al explotar una mina. Las mujeres pidieron a Nuestra Señora de Atocha su intercesión y pronto un niño pequeño ayudó a los mineros a sobrevivir. Miles de peregrinos visitan anualmente el santuario del Santo Niño de Atocha en Plateros, Zacatecas.

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Santo Niño de Praga

Santo Niño de Praga
El Santo Niño de Praga. Cortesía de Padre Petr Šleich: sleich@pragjesu.info http://www.pragjesu.info/cs/. Padre Petr Šleich © Creative Commons Atribución 3.0, no adaptada.

En 1628, la Princesa Polyxena von Lobkowicz le dio a los Carmelitas Descalzos de Bohemia (hoy en día la República Checa) una pequeña estatua de cera del Niño Jesús. Según la tradición de su familia, la estatua había pertenecido a Santa Teresa de Jesús. La princesa entregó su más preciada posesión con una importante recomendación: “Honrad mucho a este Niño Jesús y nada os faltará.” Un poco más tarde, los Carmelitas comenzaron a recibir apoyo económico del Emperador Ferdinand II.

Pasaron los años y a los Carmelitas los transfirieron a Alemania. Con la Guerra de los 30 Años en Bohemia, la pequeña estatua cayó entre los escombros que dejaron los luteranos suizos al destruir la iglesia. Por fin, en 1637, fue rescatada por el Padre Cirilo, quien la devolvió al oratorio. La estatua había perdido las manos.

Un día el Padre Cirilo estaba rezando ante el Niño Jesús cuando escuchó una voz que le decía: “Tened piedad de mí y yo me apiadaré de vosotros. Devolvedme mis manos y yo os devolveré la paz. Cuanto más me honrareis, tanto más os bendeciré".

Tras mucho esfuerzo y varios milagros, el Santo Niño recibió sus manos. Desde entonces se le venera no solo en Praga, donde se encuentra en la iglesia Santa María de la Victoria en un hermoso altar, sino que réplicas de la estatua se encuentran por las iglesias de todo el mundo, muchas veces acompañadas de las palabras que le dijo el Divino Niño al Padre Cirilo: “Cuanto más me honrareis, tanto más os bendeciré”.

La Fiesta del Milagroso Niño Jesús de Praga se celebra el 25 de enero. En otros lugares, se celebra el 1 de junio o el primer domingo de junio.

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Santo Niño de Cebú

Santo Niño de Cebú
Santo Niño de Cebú. Pinoy916 © Creative Commons Attribution 3.0 License

La pequeña estatua del Santo Niño de Cebú llegó a las Filipinas con los conquistadores españoles. Aunque hay muchas historias de cómo llegó a ser la estatua más venerada del país, se piensa que llegó con Fernando de Magallanes y que fue un regalo a la reina Juana de Filipinas cuando ella y su esposo se convirtieron al cristianismo. Se piensa que originalmente pudo ser una réplica del Santo Niño de Praga hecha en Bélgica. Otra versión es que la estatua proviene originalmente de las Filipinas.

Con la derrota de la expedición de Magallanes, la estatua del Santo Niño se quedó en las Filipinas. Durante los próximos 44 años, se sincretizó con la leyenda del aguipo, un pedazo de madera proveniente del mar que al ser recogido trajo con él gran abundancia de pesca. El Santo Niño se convirtió en el dios Batala para los cebuanos y, cuando regresaron los españoles, los nativos ya habían apropiado la estatua y construido su propia historia, que no incluía al conquistador Magallanes.

En 1565, el marino español Juan de Camus, encontró la estatua en una caja de pino entre los escombros de un fuego. Se la entregó a Miguel López de Legazpi y los padres Agustinos encargados de cristianizar las Filipinas.

Legazpi ordenó que se creara la Confraternidad del Santo Niño de Cebú y designó un día de conmemoración del encuentro de la santa imagen. El Papa Inocente XIII movió la fecha al tercer domingo de enero.

Durante años el Señor Santo Niño fue el patrón de Filipinas, pero ya que es una imagen de Jesús, el Arzobispo de Cebú, Ricardo Cardinal Vidal, ordenó que se asignara a la Virgen de Guadalupe como patrona del país.

Sin embargo, la devoción al Santo Niño de Cebú continúa con fuerza hasta hoy, cuando millones de filipinos en su país y el mundo entero lo tienen en los altares de sus casas, negocios e iglesias, y celebran cada año la Fiesta del Señor Santo Niño de Cebú con procesiones a la Basílica Minore del Santo Niño en Filipinas, y otras celebraciones en parroquias que sirven a la comunidad filipina.

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El Santo Niño en Estados Unidos

El santuario de Chimayó en Nuevo México
Una estatua del Santo Niño de Atocha se encuentra en el santuario de Chimayó en Nuevo México. Foto por Andrea Stawitcke © Creative Commons Attribution 2.5 License

En 1857, Severiano Medina hizo una peregrinación desde Nuevo México a Fresnillo y regresó con una estatua pequeña del Santo Niño de Atocha. Esta estatua se conserva en Chimayó, cerca de Santa Fe. En este lugar hay un pozo del que los devotos llevan tierra bendita con propiedades sanadoras.

Uno de los milagros del Santo Niño de Atocha ocurrió cuando los católicos de las tropas que salieron de Nuevo México a pelear en la Segunda Guerra Mudial recordaron que el Santo Niño de Atocha ayudaba a todos los que estaban atrapados o en prisión. Por eso prometieron que irían en peregrinación al Santuario de Chimayó si regresaban a salvo. Al final de la guerra, dos mil peregrinos y sus familias caminaron descalzos hasta el satuario en agradecimiento al Divino Niño.

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El Santo Niño y sus milagros

Fieles en Cebú durante la celebración del Santo Niño
Fieles en Cebú durante la celebración del Santo Niño. Hankharu © Creative Commons Attribution 3.0 Unported license

Los milagros que hicieron famoso al Santo Niño en Europa, América y las Filipinas fueron solo el comienzo. Basta visitar el santuario de Plateros (o ver un video) para ver miles de exvotos con que aquéllos que han pedido su ayuda agradecen al Santo Niño su intervención. Como expresa un comentador de un video hecho por un devoto: “el Santo Niño de Atocha no es un simple santo, es Jesús, o sea el Hijo de Dios, y él si puede hacer milagros”. Y no hay que olvidar tampoco la fe con que los creyentes ofrecen sus más sinceras y sentidas súplicas ante una imagen que los conecta con el amor de Dios.